En un mundo donde lo tangible y lo intangible conviven, adoptar una perspectiva holística de los activos es fundamental para maximizar el valor y la sostenibilidad de las organizaciones.
En el ámbito empresarial, un activo es un recurso controlado por la empresa, resultado de eventos pasados y del que se esperan beneficios económicos futuros.
Los bienes con existencia física que aportan valor económico directo, mientras que los intangibles se caracterizan por la valor económico basado en su abstracción y requieren métodos de valoración específicos.
Para entender la amplitud de los activos, se clasifican así:
En cuanto a los intangibles, destacan:
La comparación entre activos tangibles e intangibles se puede resumir en varias dimensiones clave:
Estas diferencias estructurales influyen en cómo las empresas registran y gestionan sus recursos, así como en la presentación de sus estados financieros.
Para que un activo intangible aparezca en el balance, debe cumplir criterios rigurosos:
Garantizar el cumplimiento de estos requisitos promueve una contabilidad transparente y coherente.
En la era del conocimiento, muchas organizaciones basan su valor en intangibles no recogidos plenamente en el balance.
Una marca fuerte y reputación consolidada facilita la fidelización de clientes y la expansión en nuevos mercados. Además, la innovación continua y ventaja competitiva sostenible radica en la inversión constante en I+D, talento y tecnología.
Reconocer la relevancia de estos activos orienta la estrategia hacia la diferenciación y el crecimiento a largo plazo.
La gestión de los activos tangibles incluye mantenimiento preventivo, análisis de ciclo de vida y gestión de inventarios para optimizar la eficiencia operativa y reducir costes.
Por su parte, la administración de intangibles exige identificar y mapear los activos intangibles, establecer indicadores de desempeño (notoriedad de marca, satisfacción de clientes, rotación de talento) e integrarlos en el cuadro de mando para alinear todas las áreas con la estrategia corporativa.
Una gestión conjunta permite una visión completa que impulsa la innovación y mejora la asignación de recursos.
La valoración de intangibles puede basarse en métodos de coste, de mercado o de ingresos. Los métodos de coste estiman cuánto costaría recrear el activo; los de mercado comparan operaciones similares; y los de ingresos calculan flujos futuros descontados.
Las normas internacionales limitan el reconocimiento de intangibles generados internamente, a menos que se demuestre el cumplimiento de criterios de identificabilidad, control y beneficios futuros. La diferencia entre adquisición y generación interna define el tratamiento contable y afecta los resultados reportados.
Adoptar una visión holística de los activos, que combine la solidez de lo tangible con la potencia de lo intangible, es clave para la resiliencia y el crecimiento de cualquier empresa.
Implementar procesos de reconocimiento, valoración y gestión para ambos tipos de activos facilita la toma de decisiones y potencia la creación de valor.
Empieza hoy a integrar en tu estrategia corporativa un enfoque completo que refleje el valor real de tus recursos y prepare a tu organización para los desafíos futuros.
Referencias