La tecnología blockchain ha evolucionado mucho más allá de sus orígenes relacionados con criptomonedas. En el ámbito financiero, funciona como un libro mayor distribuido e inmutable que permite registrar transacciones de forma segura y compartida, reduciendo la dependencia de intermediarios y la complejidad de conciliaciones manuales.
Este artículo explora cómo blockchain se integra cada vez más en la infraestructura global de banca, pagos, mercados de capitales, desarrollo y regulación, impulsando la eficiencia, transparencia y nuevos modelos de negocio en todo el mundo.
El mercado global de finanzas basadas en blockchain estaba valorado en alrededor de 20.000 millones de dólares en 2025. Se proyecta que alcance aproximadamente 376.400 millones hacia 2035, impulsado por la adopción institucional y la tokenización de activos.
Con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) estimada en torno al 34 % entre 2026 y 2035, esta expansión refleja el interés de grandes bancos, consultoras y empresas tecnológicas que invierten en plataformas empresariales y soluciones de pagos transfronterizos.
Las redes blockchain permiten realizar pagos internacionales en segundos, con comisiones más bajas y sin la necesidad de múltiples bancos corresponsales. Esto representa una revolución frente a los procesos tradicionales, que suelen tardar días en conciliar y liquidar fondos.
En la práctica, algunos bancos globales implementan soluciones privadas basadas en libros distribuidos para liquidaciones casi instantáneas. Además, alianzas entre procesadores de pagos y proveedores de stablecoins facilitan transferencias baratas y rápidas a comercios internacionales.
Los protocolos DeFi aprovechan contratos inteligentes para ofrecer préstamos, intercambios y gestión de liquidez sin entidades centrales. Esto supone una reducción de costes operativos para entidades y una flexibilización de los servicios financieros.
Con acceso desde cualquier lugar con conexión a internet, usuarios y empresas pueden obtener crédito, depositar fondos con rendimiento y realizar trading sin procesos de autorización tradicionales, aunque deben gestionar riesgos de seguridad y regulaciones emergentes.
La tokenización consiste en la representación digital de activos reales sobre blockchain, facilitando la creación y negociación de bonos, acciones, inmuebles y más. Con ello, se reducen los costes de emisión y suscripción, acelerando los ciclos de mercado.
Gracias a la liquidación casi en tiempo real, las transacciones internacionales ya no requieren varios días de espera. Además, la posibilidad de fraccionar activos tradicionalmente ilíquidos democratiza la inversión, acercando oportunidades a pequeños inversores.
Distintas plataformas empresariales permiten a clientes corporativos emitir y gestionar valores directamente en redes blockchain, eliminando capas de intermediación como custodios y cámaras de compensación.
Instituciones multilaterales y grandes bancos utilizan estas soluciones para la financiación del comercio y de cadenas de suministro, combinando inequívoca transparencia y trazabilidad financiera con automatización de procesos críticos.
En 2025, los micropagos sobre blockchain han alcanzado madurez, habilitando transacciones de muy bajo valor en tiempo real. Esto era inviable anteriormente debido a las comisiones mínimas fijas de sistemas tradicionales.
Los creadores de contenido, medios digitales y juegos ahora monetizan funcionalidades con pagos fraccionados, mientras que soluciones de segunda capa conectadas a IoT permiten micropagos automáticos entre máquinas o por uso puntual de servicios online.
Muchos bancos integran soluciones blockchain de terceros para ofrecer nuevos servicios sin desarrollar tecnología desde cero, como gestión de patrimonio digital o herramientas de datos avanzadas.
Las fintech, por su parte, combinan licencias bancarias con innovaciones basadas en blockchain en ámbitos como préstamos, seguros y trading, aprovechando redes de pago existentes y generando productos más competitivos.
Instituciones de desarrollo global emplean plataformas blockchain para rastrear y auditar el uso de fondos en proyectos de infraestructura, salud y educación. Asimismo, estas aplicaciones se centran en la supervisión y control de flujos financieros sin fines especulativos.
La trazabilidad ofrecida por registros inmutables mejora la rendición de cuentas y reduce significativamente el riesgo de malversación o ineficiencias en proyectos de cooperación internacional.
Las monedas digitales de bancos centrales (CBDC) exploran infraestructuras basadas en libros distribuidos como extensión del dinero fiat. Varios experimentos buscan interoperar entre distintas CBDC y redes de activos tokenizados, aprovechando mensajería bancaria existente.
Por otro lado, las stablecoins se posicionan como puente para pagos transfronterizos y como fuente de liquidez dentro de ecosistemas DeFi, siendo adoptadas por grandes procesadores de pagos en sus ofertas comerciales.
Europa lidera con marcos regulatorios de resiliencia operativa digital, criptoactivos y protección de datos que buscan equilibrar innovación y seguridad. Autoridades financieras elaboran estrategias nacionales para activos digitales y blockchain.
Estos marcos promueven la adopción responsable, definiendo estándares de cumplimiento, supervisión de proveedores de servicios y gestión de riesgos, esenciales para consolidar blockchain como infraestructura crítica del sistema financiero global.
En conclusión, blockchain se ha transformado de una promesa cripto a una herramienta multifacética que impulsa la eficiencia, la inclusión y la transparencia en finanzas globales. Su adopción creciente en múltiples casos de uso demuestra que estamos ante una infraestructura financiera crítica cuyos beneficios apenas comienzan a desplegarse.
Referencias
