En un mundo donde la información financiera está fragmentada, el open banking te devuelve el poder. Este movimiento revolucionario no solo redefine la relación entre bancos y clientes, sino que propone una nueva era de transparencia y personalización.
Con una narrativa que pone al usuario en el centro, exploraremos sus orígenes, su funcionamiento técnico, los beneficios y riesgos, así como su evolución regulatoria y comercial, especialmente en Europa y Latinoamérica.
El open banking es un sistema en el que las entidades financieras, con el consentimiento del cliente, permiten a terceros acceder de forma segura a sus datos financieros y/o iniciar pagos a través de APIs estandarizadas.
Es importante diferenciar:
Su gran impulsor regulatorio en Europa fue la directiva PSD2, que introdujo los iniciadores de pagos (PISPs) y los agregadores de cuentas (AISPs). Culturalmente, este enfoque busca cambiar de “tu banco controla la información” a tú controlas quién ve tus datos.
Antes, los clientes estaban atados a un único banco con productos genéricos, procesos lentos y opacos. Hoy, gracias al open banking:
Este cambio de poder se traduce en más transparencia, comparabilidad de precios y una experiencia sin fricciones para probar nuevos servicios.
El ecosistema de open banking reúne a múltiples participantes:
Los casos de uso demuestran que no es solo tecnología, sino herramientas para la inclusión:
Por ejemplo, estudios muestran que la agregación reduce la morosidad al ofrecer una visión clara de deudas y flujos.
A pesar de sus ventajas, el open banking también enfrenta miedos:
Para gestionar estos riesgos se aplican:
Autenticación fuerte (2FA, biometría), cifrado de extremo a extremo y uso de tokens en lugar de contraseñas compartidas.
Además, las normas establecen un consentimiento granular: qué datos, con quién, por cuánto tiempo, y derechos de revocación y olvido, junto a responsabilidades claras en caso de fraude.
Desde 2018, distintas regiones han adoptado marcos para open banking:
La región ve en el open banking una oportunidad clave para la inclusión financiera:
Estos marcos obligan a que la data sea del usuario y prohíben bloquear el acceso a agregadores autorizados, reforzando el lema “Tu Dinero, Tus Reglas”.
El futuro del open banking apunta a:
En este nuevo paradigma, los usuarios tendrán un control total sobre su información, configurando un ecosistema más competitivo, transparente y centrado en sus necesidades.
Open banking no es una moda pasajera: es la base de una revolución que transforma la manera en que gestionamos nuestro dinero, empoderándonos para que tú pongas tus reglas.
Referencias